Como cada primer jueves de mayo, el día 3, se celebró el Día Mundial de la Contraseña, utilizado en gran medida para difundir la necesidad de contar con contraseñas robustas y seguras así como, de utilizar mecanismos adicionales de protección para la identificación en servicios web.

A pesar de que en el seno de las compañías cada vez hay más concienciación en materia de ciberseguridad, no implica que se actúe de manera consecuente, sobre todo a la hora de manejar los accesos a la información, dispositivos o aplicaciones, donde lo más usual es que se requiera el uso de una dupla compuesta por usuario y contraseña. Hoy en día, aún es muy común encontrar que gran parte de los trabajadores gestionan estas credenciales de acceso acumulando contraseñas en un documento de texto, un Word o en una hoja de cálculo tipo Excel ubicados en una carpeta de un servidor al que cualquier trabajador tiene acceso, o simplemente apuntando la contraseña en un cuaderno, una nota o un post-it ubicado en el teclado de su ordenador, en el propio monitor o un poco más escondido (bajo el teléfono, peana de la pantalla, etc.).

Las contraseñas son las llaves de acceso a nuestros servicios y la primera barrera, por lo que si alguien no autorizado hiciera uso de las mismas estaría comprometiendo la privacidad de la información y datos a los que pudiera acceder. De esta manera, la gestión de las contraseñas se convierte en uno de los aspectos más importantes a la hora de asegurar los sistemas de información de una compañía. Para mitigar los riesgos derivados se recomienda establecer, difundir y verificar el cumplimiento de unas buenas prácticas en el uso de las contraseñas, como son las siguientes:

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